Los viñedos
En los viñedos viejos que cultivamos con el sistema de espaldera encontramos una selección de variedades nobles y bien adaptadas a esta zona. Todas además con un gran potencial aromático y gustativo.
En uva tinta tenemos las variedades más tradicionales, como son la Garnacha y el Tempranillo, que se combinan con otras variedades bien reconocidas internacionalmente, como la Merlot y la Syrah.
En una proporción más pequeña tenemos también la variedad blanca y más típica de la DO Costers del Segre, Macabeo, que combinamos con la Riesling y el Muscat de grano pequeño.
Todas ellas con un alto potencial cualitativo para obtener vinos jóvenes y de guarda que serán la verdadera imagen de nuestra Bodega.
El clima es de influencia continental, con inviernos rigurosamente fríos y húmedos, caracterizados por las nieblas escarchadoras clásicas de este valle del Ebro, y con veranos muy calurosos y secos.
En la época de maduración de la uva, la climatología es muy importante para conseguir una buena calidad del fruto. En nuestra zona cercana a la ciudad de Lleida, las temperaturas muy altas durante el día y bajas por la noche, con un salto térmico que oscila entre los 10 y 15ºC, favorecen una mayor extracción de color y una mejor capacidad aromática del uva.
La Finca
La finca está situada en el noroeste de la ciudad de Lleida, en la zona conocida como Partida de Torres de Sanui dentro de las tierras de huerta que rodean la capital.
Según apuntan los libros de historia, fue en este lugar donde, en el año 49 a. C., se libró la famosa batalla de Ilerda entre los ejércitos de Julio César y de su general Cneo Pompeu durante la segunda guerra civil del Imperio Romano.
Dominadas por la colina de Les Torres, nuestras tierras se encuentran ubicadas en una meseta, a unos 270 metros sobre el nivel del mar, y presentan una gran belleza natural y un ecosistema extraordinariamente rico y diverso.
La finca es de una sola pieza y tiene una extensión de más de 10 hectáreas plantadas con viñedo de diversas variedades de uva blanca y negra que rodean el Celler, además de olivos, árboles frutales y terrenos –ahora baldíos– dedicados a otros cultivos, básicamente forrajes y cereales.
Con suelos semi-profundos de textura arcillo-calcárea y una buena composición mineral, el terreno se convierte en un entorno ideal para obtener una uva equilibrada y de muy buena calidad.